viernes, 1 de noviembre de 2013

MITOS Y REALIDADES. #44. La guerra de los seis días.


MITO:
«Israel impuso restricciones irrazonables a los palestinos de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén».

REALIDAD:
Después de la guerra de 1967, Israel decidió no anexarse la Cisjordania ni la Franja de Gaza y, en lugar de ello, impuso una administración militar. Esto era necesario como un paso interino hasta que las negociaciones pudieran resolver el futuro de los territorios. No constituía, en modo alguno, una situación ideal para los habitantes (de esas áreas), pero las autoridades israelíes trataron de reducir a un mínimo el impacto sobre la población. Don Peretz, un escritor que aborda con frecuencia la situación de los árabes en Israel y un acerbo critico del gobierno Israelí, visitó la Cisjordania poco después de que las tropas israelíes la hubieran tomado, y encontró que estaban intentado restablecer la vida normal y evitando muchos incidentes que pudieran alentar a los árabes a abandonar sus hogares.



Excepto por el requisito de que los textos de las escuelas en los territorios sean purgados de propaganda antiisraelí y antisemita, las autoridades intentaron no interferir con los habitantes, a quienes si proporcionaron asistencia económica; por ejemplo, a los palestinos de la Franja de Gaza los mudaron de los campamentos para casas nuevas. Esto estimuló las protestas de Egipto, que no había hecho nada por los refugiados cuando controlaba la zona.

A los árabes les dieron libertad de movimiento. Les permitían viajar a Jordania y regresar. En 1972, se celebraron elecciones en la Cisjordania, y a las mujeres y a los no propietarios, incapaces de participar bajo el gobierno jordano, les permitían ahora votar.

A los árabes de la Jerusalén Oriental les dieron la opción de conservar la ciudadanía jordana o de adquirir la ciudadanía Israelí. Fueron reconocidos como residentes de la Jerusalén unificada y les dieron el derecho a votar y postularse para el concejo municipal. También, los santos lugares islámicos fueron puestos al cuidado de un concejo musulmán. Pese a la significación del Monte del Templo en la historia judía, los judíos no pueden orar en ese lugar.

Después de que terminara la guerra de los Seis Días, el presidente Johnson dio a conocer su opinión de lo que debía hacerse luego para terminar el conflicto:

«Ciertamente, las tropas deben retirarse; pero debe haber también derechos reconocidos de vida nacional, progreso en la solución del problema de los refugiados, libertad del tránsito marítimo legal, licitación de la carrera armamentista y respeto por la independencia política y la integridad territorial».


     Fuente:
     Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.


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