MITO:
«Egipto terminó la guerra de desgaste, y procuró llegar a algún acomodo con Israel, sólo para que Israel rechazara esas iniciativas».
REALIDAD:
En el verano de 1970, Estados Unidos persuadió a Israel y Egipto a aceptar un cese al fuego. Este cese al fuego se concibió para que condujera a negociaciones bajo los auspicios de las NACIONES UNIDAS. Israel declaró que aceptaría el principio de la retirada de los territorios que había capturado.
Pero el 7 de agosto, los soviéticos y los egipcios emplazaron sofisticados misiles tierra a aire SAM-2 y SAM-3 en la estrecha zona, de sólo 32 millas de ancho, de la ribera occidental del canal de Suez. Esto era una clara violación del acuerdo del cese al fuego, que prohibía la introducción o construcción de cualquier instalación militar en esta área.
La revista Time comentó que el reconocimiento de EE.UU. «mostraba que los 36 misiles SAM-2 introducidos furtivamente en la zona del cese al fuego constituían sólo la primera línea del más masivo sistema antiaéreo que jamás se hubiera creado».
Las fotos del satélite del Departamento de Defensa demostraban de manera concluyente que los 63 puestos de SAM-2 se instalaron en una franja de 78 millas entre las ciudades de Ismailía y Suez. Tres años después, estos misiles le proporcionaron cobertura aérea al ataque sorpresa de Egipto contra Israel.
A pesar de las violaciones egipcias, las conversaciones auspiciadas por las NACIONES UNIDAS se reanudaron (prueba adicional de que Israel estaba ansioso de hacer progresos hacia la paz). Sin embargo, las conversaciones no tardaron en ser abortadas por el enviado especial de las NU Gunnar Jarring, cuando éste aceptó la interpretación egipcia de la resolución 242 y exigió la retirada total de Israel a las líneas de demarcación anteriores al 5 de junio de 1967.
Gunnar Jarring.
Sobre esa base, Egipto expresó su disposición «a entrar en un acuerdo de paz con Israel» en una carta a Jarring fechada el 20 de febrero de 1971. Pero esta supuesta moderación enmascaraba un invariable irredentismo egipcio y una falta de disposición a aceptar una verdadera paz, como mostraban las extensas reservas y condiciones previas de la carta.
Las oraciones cruciales acerca de un «acuerdo de paz con Israel» no fueron ni publicadas ni transmitidas en Egipto. Además, Egipto rehusaba entrar en conversaciones directas con el estado judío. Israel intentó al menos transformar la esforzada misión de Jarring en conversaciones directas dirigiendo todas las cartas no a Jarring, sino al gobierno egipcio. Egipto rehusó aceptarlas.
Inmediatamente después de la carta a Jarring, Anwar Sadat el nuevo presidente de Egipto, habló en una reunión del Consejo Nacional Palestino (CNP) en El Cairo, y prometió el apoyo a la OLP «hasta la victoria» y declaró que Egipto no aceptaría la resolución 242.
Anwar Sadat
Cinco días después de que Sadat sugirió que estaba dispuesto a hacer la paz con Israel, Mohamed Heikal, confidente de Sadat y editor del [diario] semioficial Al Ahram, escribió:
La política árabe en esta etapa no tiene sino dos objetivos. El primero, la eliminación de las trazas de la agresión de 1967 mediante una retirada israelí de todos los territorios que ocupó ese año. El segundo objetivo es la eliminación de las trazas de la agresión de 1948, por medio de la eliminación del Estado de Israel mismo. Esto es, sin embargo, un objetivo todavía abstracto e indefinido, y algunos de nosotros han errado en comenzar el último paso antes del primero.
Mohamed Heikal
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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