MITO:
«Israel tiene un excedente de agua, y su renuencia a compartirla con sus vecinos podría provocar la próxima guerra».
«Israel tiene un excedente de agua, y su renuencia a compartirla con sus vecinos podría provocar la próxima guerra».
REALIDAD:
El suministro de agua es asunto de vida o muerte, de guerra y paz para los pueblos del Oriente Medio. Un titular del Jerusalém Post resumía concisamente la amenaza para la seguridad de Israel: «la mano que controla las llaves gobierna el país».
El rey Hussein dijo en 1990 que un problema que podría llevar a Jordania nuevamente a la guerra era el agua, de manera que no es sorprendente que un acuerdo sobre suministros de agua fuera decisivo para la negociación del tratado de paz con Israel. Jordania recibe ahora una asignación anual de agua de Israel.
Israel ha tenido un permanente déficit de agua durante cierto número de años. Simplemente dicho, la cantidad de agua consumida es mayor que la cantidad de agua que genera la precipitación. En un año de sequía, la situación empeora, porque la cantidad de agua en los embalses y la cantidad de agua que fluye en los ríos y manantiales disminuye significativamente.
La situación se hace más peligrosa cada año, mientras la población de la región sigue creciendo exponencialmente, decenas de miles de inmigrantes llegan a Israel, los debates políticos por los suministros de agua existentes se hacen más pronunciados e Israel y los palestinos negocian derechos al agua en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Israel tiene tres principales fuentes hidráulicas: los mantos freáticos de la costa y de la montaña y el lago Cineret (Mar de Galilea). Cada uno de ellos suministra aproximadamente el 25 por ciento del consumo total. Aproximadamente un veinte por ciento se deriva de capas freáticas más pequeñas. El restante 5 por ciento proviene del proyecto de Shafdán que recicla las aguas negras del área metropolitana de Tel Aviv.
La calidad del agua del manto freático costero se está deteriorando debido a la excesiva extracción y a la contaminación con aguas negras. El lago Cineret exige un sensible equilibrio del nivel hidráulico. Si el nivel es demasiado bajo, el agua salina de los manantiales vecinos se infiltra; si es demasiado alto, puede provocar una inundación. El manto freático de las montañas está en las mejores condiciones.
El manto freático de las montañas es el más contencioso políticamente. Antes de 1967, Israel usaba el 95 por ciento de esta agua, los árabes sólo un 5 por ciento. Desde entonces, la parte de los árabes ha aumentado a más del triple, pero los palestinos aún exigen que estas proporciones se inviertan. Arguyen que puesto que el manto freático corre por debajo de Cisjordania, debe quedar bajo el control de la Autoridad Palestina (ATP). Los palestinos afirman que Israel les «roba» su agua, pero Israel quiere mantener el control sobre la parte del león de esta agua.
El manto freático de las montañas es el más contencioso políticamente. Antes de 1967, Israel usaba el 95 por ciento de esta agua, los árabes sólo un 5 por ciento. Desde entonces, la parte de los árabes ha aumentado a más del triple, pero los palestinos aún exigen que estas proporciones se inviertan. Arguyen que puesto que el manto freático corre por debajo de Cisjordania, debe quedar bajo el control de la Autoridad Palestina (ATP). Los palestinos afirman que Israel les «roba» su agua, pero Israel quiere mantener el control sobre la parte del león de esta agua.
El problema del agua afecta claramente la economía y la seguridad de Israel. Un peligro, por ejemplo, es que el bombeo de agua en Judea y Samaria por los palestinos podría aumentar hasta un grado que eliminaría completamente la extracción de agua en Israel. Los palestinos también han exigido el derecho a expandir su sector agrícola, usando los mismos recursos hidráulicos limitados que el Contralor del Estado de Israel dijo que eran inadecuados para expandir la producción agrícola israelí. Entre tanto, las autoridades de recursos hidráulicos palestinas han dicho que hasta el 50 por ciento del agua de consumo doméstico se pierde debido a sistemas de suministros viejos e ineficaces. El dilema de la ATP es aún peor en Gaza, donde la única veta acuífera apenas se puede usar debido a la contaminación y la salinidad.
La cantidad de agua que Israel ha de suplir a los territorios quedó determinada en negociaciones entre ambas partes, e Israel ha cumplido todas sus obligaciones conforme al acuerdo interino.
En respuesta a la amenaza a los suministros de agua hechas por la «intifada al-Aksa», funcionarios de recursos hidráulicos palestinos e israelíes emitieron una declaración conjunta en enero del 2001, oponiéndose a que se infligiera algún daño a la infraestructura de los suministros de agua y de las aguas negras y expresando la voluntad de asegurar el suministro de agua a las ciudades, pueblos y aldeas palestinas e israelíes en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Israel podría asegurar el futuro de sus suministros de agua manteniendo el control sobre tres regiones de Cisjordania que comprenden el 20 por ciento de la tierra; sin embargo, presiones de la comunidad internacional y la dinámica del proceso de paz pueden obligar a Israel a ceder parte o la totalidad de esos territorios.
«Israel no tiene derecho ni a una sola gota de agua en esta región»
Farouq al-Sharaa, ministro de relaciones exteriores de Siria.
El agua es también un problema en las negociaciones con los sirios. Siria exige la devolución completa de las Alturas de Golán a cambio de la paz con Israel. Según Joyce Starr, experto en recursos hidráulicos, un gobierno israelí que conceda territorio en el Golán sin un suministro garantizado de las aguas de Yarmuk, o de alguna fuente de agua alternativa, estaría poniendo a la nación «en grave riesgo».
Israel está dando pasos para mejorar el problema del agua al comenzar la construcción de importantes plantas de desalinización que se espera que suplan, para el 2006, casi un cuarto de las necesidades de Israel; también se ha llegado a un acuerdo que le permitirá a Israel importar agua de Turquía. Israel ha ofrecido construir una planta de desalinización en Hadera para los palestinos de Cisjordania, pero éstos han rechazado la idea.
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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