MITO:
«Mientras la población judía de Palestina crecía, la situación de los árabes palestinos empeoró».
REALIDAD:
La población judía aumentó a 470.000 personas entre las dos guerras mundiales, en tanto la población no judía ascendió a 588.000. De hecho, la población árabe permanente aumentó en un 120 por ciento entre 1922 y 1947.
Este rápido crecimiento fue un resultado de varios factores. Uno fue la inmigración proveniente de estados vecinos —constituyendo el 37 por ciento de la inmigración total al pre-estado de Israel— de árabes que querían aprovecharse del más alto nivel de vida que los judíos habían hecho posible. La población árabe también aumentó debido a las mejores condiciones de vida creadas por los judíos al desecar las ciénagas donde se originaba la malaria y traer mejores condiciones de salubridad y atención médica a la región. Así, por ejemplo, la mortalidad infantil musulmana descendió del 201 por mil en 1925 al 94 por mil en 1945, y la esperanza de vida subió de 37 años en 1926 a 49 en 1943.
La población árabe aumentó en la mayoría de las ciudades donde grandes poblaciones judías habían creado nuevas oportunidades económicas. De 1922 a 1947, la población no judía aumentó en un 290 por ciento en Haifa, en 131 por ciento en Jerusalén y en un 158 por ciento en Jaffa. El crecimiento en los pueblos árabes fue más modesto: 42 por ciento en Nablus, 78 por ciento en Jenín y 37 por ciento en Belén.
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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