MITO:
«Israel no tenía ninguna razón para atacar a Egipto; fue a la guerra para promover los intereses imperialistas de Francia y Gran Bretaña».
REALIDAD:
Eisenhower
había logrado persuadir a británicos y franceses de no atacar a Egipto
después de que Nasser nacionalizó el canal de Suez en julio de 1956.
Cuando el acuerdo sobre el uso del Canal demostró ser confiable en las
semanas subsiguientes, se hizo cada vez más difícil justificar una
acción militar. Sin embargo, los franceses y los británicos querían
desesperadamente poner a Nasser en su lugar y recobrar su posesión
estratégica.
Eisenhower.
Los
franceses habían venido estrechando sus nexos con el nuevo gobierno
israelí, política, diplomática y militarmente. De hecho, a lo largo de
las próximas dos décadas, los franceses serían los principales
suministradores de armas de Israel. La actitud británica hacia Israel
había cambiado poco desde el período del mandato. Una amargura residual
por la larga batalla de casi tres décadas librada con los sionistas,
combinada con la progresiva alianza con Jordania, desalentaba cualquier
cambio de política.
Sin
embargo, los franceses habían llegado a la conclusión de que podrían
usar el temor de Israel a la agresión egipcia, y el continuo bloqueo,
como un pretexto para su propio ataque contra Nasser. Los británicos no
podían perder la oportunidad de unírseles.
Las
tres naciones subsecuentemente convinieron en un plan por el cual
Israel lanzaría paracaidistas cerca del Canal y enviaría sus blindados a través del desierto de Sinaí. Los británicos y los franceses
pedirían luego que ambas partes se retiraran de la zona del canal,
totalmente convencidos de que los egipcios rehusarían. En ese momento,
las ropas británicas y francesas serian desplegadas para «proteger» el
canal.
Desde
la perspectiva de Israel, el continuo bloqueo del canal de Suez y del
golfo de Aqaba, combinado con el creciente ataque de los fedayines, y la
belicosidad de las últimas declaraciones árabes, hacia la situación
intolerable. Más bien que continuar una guerra de desgaste con los
terroristas y esperar que Nasser y sus aliados robustecieran sus fuerzas
lo suficiente para librar una nueva guerra, el primer ministro Israeli
Ben-Gurión decidió lanzar un ataque preventivo. El respaldo de los
británicos y los franceses, creyó él, le daría cobertura contra la
oposición de EE.UU. En eso se equivocó.
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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