MITO:
"Los sionistas pudieron haber elegido otro país distinto a Palestina".
REALIDAD:
A finales del siglo XIX, el surgimiento del antisemitismo religioso y racista condujo al resurgimiento de los pogromos en Rusia y en Europa Oriental, deshaciendo las promesas de igualdad y tolerancia. Esto estimuló la migración judía de Europa a Palestina.
Simultáneamente, una oleada de judíos emigró a Palestina procedente de Yemen, Marruecos, Irak y Turquía. Estos judíos no tenían ningún conocimiento del sionismo político de Theodor Herzl ni de los pogromos europeos. A ellos los motivaban el sueño secular de «regreso a Sión» y el temor a la intolerancia. Al oír que las puertas de Palestina estaban abiertas, enfrentaron las dificultades del viaje y se fueron a la tierra de Israel.
El ideal sionista de un regreso a Israel tiene profundas raíces religiosas.
Muchas oraciones judías hablan de Jerusalén, Sión y la tierra de Israel. El precepto de no olvidar a Jerusalén, el sitio del Templo, es un dogma importante del judaísmo. El idioma hebreo, la Torah, las leyes del Talmud, el calendario judío y las fiestas y festivales judíos, todos se originaron en Israel y giran en tomo a sus estaciones y condiciones.
Los judíos oran mirando hacia Jerusalén y repiten la frase "el año que viene en Jerusalén" en cada Pascua. La religión, la cultura y la historia judías dejan bien claro que es sólo en la tierra de Israel donde podía edificarse una república judía.
En 1897, unos líderes judíos organizaron formalmente el movimiento político sionista, que aspiraba a la restauración del hogar nacional judío en Palestina, donde los judíos pudieran encontrar un santuario y autodeterminación, y trabajar por el renacimiento de su civilización y su cultura.
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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