Según creen algunos expertos, Arabia Saudita es la que desde 2009 incita a Israel a que ataque Irán. Riad podría estar detrás de un complot contra la República Islámica tras decidir que ya es hora de acabar con el país.
El analista político Vladímir Yefímov opina que la agresividad por parte de Israel y de los países occidentales hacia el programa nuclear iraní fue provocada por iniciativa de un país que realmente puede beneficiarse de la situación: Arabia Saudita. Desde el año 2009, explica el experto, emisarios de alto nivel de la familia real saudita se dirigen a EE.UU. y al Reino Unido para exigir que castiguen a Teherán por sus ambiciones en el golfo Pérsico, justificando estas peticiones por el desarrollo del "peligroso" programa nuclear persa.
Yefímov subrayó, citado por el portal Fondsk, que los canales de televisión Al Jazeera y Al Arabiya están activamente involucrados en la promoción de esta idea. Además, añade el experto, los servicios especiales del reino wahabita presentaron a la inteligencia israelí datos presuntamente obtenidos por fuentes de inteligencia en Irán, que indican que Teherán está a punto de crear un dispositivo nuclear y que en un año logrará ensamblar al menos cuatro cabezas nucleares.
Similar información interesada, considera Yefímov, enviaron los sauditas a Jerusalén sobre los misiles iraníes de medio y largo alcance, supuestamente capaces de alcanzar fácilmente el territorio no solo del país hebreo, sino también el de algunos países de la OTAN.
Los medios de Arabia Saudita también aseguran que la Armada de Irán dispone de al menos 200 torpedos especiales fabricados con el uso de tecnología norcoreana, capaces de hundir buques de la 5ª Flota de la Armada de EE.UU. en el golfo Pérsico.
Como resultado, Israel empezó a plantear cómo prepararse para un posible ataque contra Irán y hasta aparecieron varios rumores de que los ataques aéreos contra las instalaciones nucleares de Irán podrían ir acompañados de una operación terrestre a gran escala con el objetivo de derrocar al actual Gobierno iraní.
Asimismo, EE.UU. comenzó a suministrar a varios Estados miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) baterías del sistema antimisiles Patriot para proteger a estos países de las posibles represalias de Irán en caso de un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de la República Islámica.
Yefímov también recuerda que hasta julio de 2010, los sauditas transmitieron en varias ocasiones a través de los medios de comunicación árabes información acerca de la apertura del espacio aéreo en el norte del país bajo el pretexto de realizar ejercicios de entrenamiento de sus fuerzas aéreas. Pero en realidad, según el analista, se trataba de una forma de transmitirle a Israel que sus aviones de combate y drones pueden cruzar libremente el espacio aéreo de Arabia Saudita para atacar a Irán.
El analista señala que esos planes de Riad están apoyados activamente por otro Estado wahabita de la región, Catar. Por ello, considera que Washington y Jerusalén deben analizar quién está realmente detrás del "fantasma de la amenaza nuclear de Irán" en la región. Según el experto, la respuesta está clara: son los Estados salafista-wahabitas, que buscan debilitar a Irán con la ayuda de la acción militar de EE.UU. e Israel.
Yefímov concluye que la retórica de Riad y Doha son pura propaganda prefabricada para engañar a las naciones árabes e islámicas. Los dos países no necesitan a Jerusalén, pero sí persiguen sus propios objetivos: Arabia Saudita quiere lograr el dominio en el mercado del petróleo, mientras que Catar pretende ocupar una posición dominante en el mercado mundial del gas.
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